Del encaminamiento de la Orden

Todo candidato aceptado es recibido como SIRVIENTE. Poco importa lo que haya sido o hecho, ahora o en otros tiempos. Para él, solo debe contar SERVIR. Por estos frutos el árbol es reconocido.

La Orden le pide que se conforme a sus reglas y criterios. Aunque no lo sepa, se le darán ocasiones para mostrar quien es.

Si el SIRVIENTE supera sus pruebas, es admitido al grado de ESCUDERO, lo que implica también un grado mas en el comportamiento. Entonces podrá, eventualmente, postular la investidura de CABALLERO que es un sacramento definitivo e irreversible.

Hasta entonces, estaba en la Orden. Desde entonces, será de la Orden, en la cual podrá ser llamado a diversas funciones y misiones y, ayudándole la gracia, a dignidades, y aún al sacerdocio templario si Dios lo quiere.